¿Empresaria o emprendedora? La historia de Jara

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Jara trabajaba como cajera en una cadena de supermercados con bastante éxito a nivel nacional. Era su primer trabajo después de cinco años formándose en Administración y Dirección de Empresas. Los primeros días fueron emocionantes para ella. Siempre había tenido un don especial para la gente y ese trabajo le permitía desarrollar esa cualidad. Pronto, sus habilidades sociales ayudaron a que ese supermercado fuera el más transitado de los alrededores.

Fue pasando el tiempo y Jara empezó a acostumbrarse a la rutina. El supermercado tenía éxito, pero ella sentía que había mucho más por hacer. Era muy curiosa y le encantaba leer. Todas las noches revisaba artículos y libros de negocios, de marketing  o de nuevas formas de venta. Sabía que si la cadena de alimentación en la que trabajaba seguía haciendo las mismas cosas de la misma manera, podrían surgir nuevos competidores más adaptados a un entorno con cambios cada vez más vertiginosos.

El principal problema que ella veía en su trabajo eran las grandes colas que día a día se formaban en las cajas. Las largas esperas frustraban a los clientes que se sentían muy impacientes todo el tiempo. Había leído mucho sobre el poder de las nuevas tecnologías y el comercio electrónico (ecommerce) y pensó, ¿por qué no aplicarlo a un supermercado? Tras una semana de reflexión se le ocurrió la idea de crear una página web con la posibilidad de hacer pedidos por internet. El usuario sólo tendría que ir al supermercado y recoger los artículos seleccionados y ya embolsados. Esto permitiría ahorrar mucho tiempo al comprador y, a su vez,  los empleados podrían organizarse mejor. Por otro lado, Internet siempre da la posibilidad de internacionalización, y la cadena podría incluso expandirse más allá de lo nacional.

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Tan convencida estaba de su idea que no esperó para hablar con sus superiores. Les explicó el problema de las interminables colas y les planteó la posible solución. Los supervisores, que veían que su negocio ya era exitoso, no estuvieron muy receptivos con la propuesta de Jara. Ella lo entendía. Los altos mandos eran impecables en la gestión de equipos, control de resultados y previsión de gastos. Eran verdaderos profesionales y el negocio les funcionaba. Pero ella tenía otras inquietudes.

Jara cada vez se sentía más frustrada y su estado de ánimo no era el mismo que cuando comenzó. Necesitaba asumir riesgos y solucionar el problema que veía cada día, pero no podía hacer nada. Habló con su marido y tomaron una decisión. Jara crearía su propio supermercado y él le ayudaría a conseguirlo.

Hoy, Jara tiene su propia cadena de alimentación con un equipo de trabajo muy cualificado. Combina el ecommerce con los establecimientos físicos y la idea ha resultado ser muy exitosa. El grupo de clientes, que ya poseía cuando trabajaba en el anterior supermercado, ha sido la base del éxito en sus comienzos. El boca a boca y su natural capacidad para la comunicación le han bastado para montar un imperio de la nada.

La cadena de alimentación dónde ella trabajaba ha seguido cosechando éxitos. Eso sí, siempre siguiendo al pie de la letra su modelo de negocio tradicional. Son dos formas muy diferentes de estar en el mercado totalmente válidas. La cuestión es cuál de las dos visiones tiene más futuro. Así que, tomando como base la historia de Jara debatamos tomando como base estas tres preguntas:

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Es un tema muy debatible así que agradezco vuestras reflexiones en la sección de comentarios o en redes sociales.

 

4 comentarios en “¿Empresaria o emprendedora? La historia de Jara

  1. La historia es positiva, redonda, blanca… y, respondiendo a tu «cuestionario» mi opinión es que, para nada hace falta crear algo nuevo para emprender. Lo entiendo como un emprendimiento en uno mismo, en su interior, la cual cosa puede suceder por un motivo cualquiera, como un estímulo, por ejemplo, para continuar e intentar mejorar la labor iniciada por otra persona.
    En el caso de Jara, ambos son emprendedores y empresarios. Un empresario emprendió en su día. No creo que puedan separarse ambos términos; es más, creo que uno es la consecución del otro. Cuando inicias algo, emprendes y te conviertes en empresario o empresaria en el caso de Jara. Quizá el problema esté en nuestro acerbo cultural donde ser o querer ser empresario no tiene un buen cartel. Cuando es justo lo que hace falta: emprendedores que amen a sus empresas, ya que estas crean trabajo.
    ¡Enhorabuena por tu historia!

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    • ¿Enhorabuena por mi historia? Enhorabuena por tu comentario Félix. Yo no lo habría explicado mejor. Por el pequeño error ortográfico no te preocupes, nos pasa a veces y rectificaste rápido 🙂

      En cuanto a tu argumento de que ambos son empresarios y emprendedores me parece totalmente acertado. Aunque habría que matizar. Quiero decir, imagina que el jefe de Jara ha heredado la cadena de alimentación. Los propietarios eran sus padres. Y éste sólo se ha dedicado a seguir los pasos de sus antecesores… ¿Sería en este caso emprendedor? La RAE define emprendedor como «aquel que emprende con resolución acciones dificultosas o azarosas» ¿entraría esa situación en esta definición?

      Otra idea importante que quería resaltar y que tú has detectado perfectamente, es que para ser emprendedor no hace falta crear nada nuevo. Si Jara hubiera seguido en el supermercado y hubiera introducido el nuevo modelo de negocio basado en comercio electrónico, habría sido una empleada de supermercado emprendedora. ¿Interesante no?

      Mil gracias por tu comentario Félix.

      Un saludo

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