NO, LOS JÓVENES NO TIENEN COMPETENCIAS DIGITALES

El hecho de que los jóvenes tengan acceso a las nuevas tecnologías a temprana edad no quiere decir que sean expertos tecnológicos, y es algo que se da, demasiadas veces, por hecho. El problema es que, conocer aspectos como: ¿es esta fuente de información fiable?, o el cómo debo comunicarme en redes sociales o cual es la herramienta que mejor me resuelve este problema, está relacionado con la competencia de aprender y descubrir y, no tanto, con la facilidad que tenga una persona para manejar una aplicación.

Es cierto, los jóvenes son rápidos chateando, accediendo y disfrutando de los videojuegos o difundiendo vídeos de humor entre sus contactos. Sin embargo, ¿qué ocurre con la generación de contenidos? Si preguntamos a cualquier persona la finalidad que tiene con la apertura de sus perfiles en redes sociales, seguramente, su respuesta será entretenimiento. De hecho, los mismos creadores de plataformas y servicios en Internet consideran este factor importante para plantear el diseño y la configuración de sus productos en línea. El problema es, que se está llenando la red de contenidos fáciles de hacer y que suelen gustar por su humor o entretenimiento, olvidando el alcance que tienen estos medios para otros fines más académicos o profesionales.

Imaginemos que le decimos a un joven de 16 años que tiene que publicar lo aprendido en el colegio en redes sociales y hacerlo de forma creativa. ¿Créeis que lo haría? Quizás haya que empezar entonces por desarrollar la innovación y la creatividad en los jóvenes, muy acostumbrados a crear contenidos del día a día y basados en imitaciones adaptadas con sus medios y en sus entornos.

Me cuesta encontrar gente en redes sociales que tengan una buena marca personal orientada a un sueño profesional o a un sector al que se quiera dedicar profesionalmente.

Por tanto, el primer reto en el ámbito de las competencias digitales sería desarrollar la capacidad en las personas de crear una huella digital que le permita cumplir sus objetivos.

El segundo reto, sería conseguir que el joven identifique el dispositivo como algo más que un entretenimiento. Partimos de la ventaja de que la persona ya siente atracción por el medio, pero lo difícil es conseguir que lo use para otras actividades que vayan más allá del ocio: crear un blog, manejar un aula virtual, debatir sobre un tema de actualidad o editar y compartir documentos con los compañeros. Para conseguir esto, es fundamental que exista una implicación desde todos los ámbitos. El adolescente que llega a casa y tiene a su madre que le aconseja el Moodle para profundizar en una materia, el profesor que usa herramientas de interacción con el alumnado para repasar sus contenidos o el surgimiento de nuevas políticas de empleo más centradas en la creación de talleres para el fomento del buen uso de los medios digitales.

Sin duda, existe mucho por hacer en el ámbito digital y lo fundamental es, trabajar otras competencias como innovación, creatividad, comunicación, etc. necesarias para desarrollar la competencia digital, así como fomentar el arte de usar las herramientas de Internet para algo más que el ocio o el entretenimiento.

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